domingo, 24 de octubre de 2010

LA GUERRA CRISTERA

La Guerra Cristera en México consistió en un conflicto armado que se prolongó deesde 1926 a 1929, entre el gobierno de Plutarco Elias Calles y milicias de laicos católicos dirigidas por sacerdotes,quienes resistieron la aplicación de legislación y politicas públicas orientadas a restringir la autonomía de las religiones en general y la catolica en particular.

La original Constitución de 1917 establecía una política que lejos de separar al Estado de la Iglesia, negaba la personalidad juridica a las iglesias, prohibia la participación del clero en politica, privaba a las iglesias de su derecho a poseer bienes raices, desconocia derechos básicos de los así llamados "ministros de culto" e impedia el culto público fuera de los templos.



Las rebeliones formales iniciaron el 1 de enero de 1927 en el centro y occidente del país. Estos rebeldes fueron conocidos como cristeros ya que peleaban bajo el lema "Viva Cristo Rey".

 

En 1926, el presidente Plutarco Elías Calles promovió la reglamentación del artículo 130 de la Constitución a fin de contar con instrumentos más precisos para ejercer los severos controles que la Constitución de 1917 estableció como parte del modelo de sujeción de las iglesias al Estado. Estos instrumentos buscaban limitar o eliminar la participación de las iglesias en general en la vida pública, pero dadas algunas características de la legislación, como el hecho de que se obligaba a los ministros de culto a casarse y se prohibía la existencia de comunidades religiosas.

 En enero de 1927, empezó el acopio de armas; las primeras guerrillas estuvieron compuestas por campesinos. El apoyo a los grupos armados fue creciendo, cada vez se unían más personas a las proclamas de ¡Viva Cristo Rey! y ¡Viva Santa María de Guadalupe! lanzadas por quienes fueron conocidos como los cristeros.
El conflicto tuvo un carácter fundamentalmente rural aunque la dirección de la Liga fue eminentemente urbana. Los cálculos más optimistas consideran que hacia 1927, las fuerzas cristeras rondaban los 12 000 efectivos y dos años después, en 1929, habían alcanzado los 20,000.  En primer lugar, los obispos mexicanos, con muy contadas excepciones se distanciaron rápidamente del movimiento armado, desconocieron a la Liga y trataron de negociar la paz con el gobierno de Calles con la mediación del gobierno de Estados Unidos.


En segundo lugar, porque México recién había superado un prolongado y muy costoso conflicto armado que ensagrentó durante poco más de siete años buena parte del país. No sólo eso, los cristeros eran un ejército irregular, que no esperaban recibir pago y que no contaban con mecanismos formales de aprovisionamiento, reclutamiento, entrenamiento, atención a sus heridos o cuidado de los deudos. A diferencia de otros grupos armados en la historia de México no practicaron la así llamada "leva" (una práctica por la que se obliga a personas a sumarse a un ejército). Finalmente, a diferencia muchos grupos armados durante la revolución y antes durante el siglo XIX, el mercado estadounidense de armas estuvo--al menos formalmente--cerrado para este grupo, por lo que no pudieron adquirir armas o municiones y debían depender de armamento anticuado  y operar con muy escasa munición.
En 1928, luego de una tortuosa reforma de la Constitución de 1917 y a pesar de que la Revolución mexicana había iniciado al grito de "sufragio efectivo, no reelección", el ex presidente Albaro Obregón contendió como candidato virtualmente único en las elecciones presidenciales.Obregón, sin embargo fue asesinado porJosé de León Toral en el restaurante "La Bombilla" en el Distrito Federal. Obregón había acudido ahí a participar de un desayuno ofrecido por los legisladores del bloque parlamentario que lo apoyaba.
Al llegar a la presidencia interina Emilio Portes Gil, comenzó una larga negociación, en la que participó como manipulador, el recién llegado embajador estadounidense Dwight  Morrow. Se acordó devolver las casas curales y episcopales, y evitar mayores confrontaciones en lo sucesivo.Entre los obispos, la mayoría estaba a favor de un acuerdo con el gobierno, pero había tres, muy combativos, opuestos al acuerdo. Como consecuencia de la ruptura entre la Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa y los obispos mexicanos, estos últimos desarrollaron una política de creciente centralización y control de las actividades de los laicos católicos mexicanos por medio de la Acción Catolica Mexicana.
En todo caso, la Liga y la mayoría de los efectivos de los ejércitos cristeros no aceptaron el acuerdo, así que estimaciones de personajes cercanos a la Liga señalan que de unas 50 mil personas involucradas directa o indirectamente en las acciones militares, sólo 14 mil depusieron las armas, aunque estas cifras han sido motivo de debate.







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